Historia de la lengua de signos




Existe muy poca información sobre el origen de las lenguas de signos. Algunos autores colocan este origen en una época previa al nacimiento de las lenguas orales, en cambio otros sitúan el origen dondequiera que dos personas sordas se hayan encontrado en una misma comunidad.

Del siglo XVIII también existen  muy pocos datos sobre las lenguas de signos.

En el siglo IV es cuando encontraremos de nuevo un comentario sobre la comunicación gestual en los escritos de San Agustín. Durante el Renacimiento, el medio que usan las personas sordas para comunicarse vuelve a ser celebrado en el Tratado de Pintura de Leonardo da Vinci. Durante este período, surge la figura de Fray Pedro Ponce de León, considerado el primer educador de personas sordas del mundo.

En 1550en el Tratado legal sobre los mudos o Tratado de Tovar del licenciado Lasso, se hace referencia a tres medios de comunicación utilizados por personas sordas: señas, machinas y caracteres.


Juan Pablo Bonet (1579-1633) fue autor del primer libro sobre el arte de enseñar a hablar a los sordos, Reducción de las letras y arte para enseñar a hablar a los mudos (1620). Con respecto a la lengua de signos, aunque su objetivo era conseguir la oralidad, aceptó la comunicación manual durante la infancia temprana y el empleo de los signos para clarificar el significado de las palabras.

John Wallis publicó De Loquela (1653) que fue la primera obra en lengua inglesa sobre la educación de los sordos, pero lo que verdaderamente nos interesa de Wallis es que llegó a afirmar que las personas sordas son capaces de expresar sus pensamientos a través de los signos y que los oyentes deberían aprenderlos para enseñar a los sordos el significado de las palabras.

El arte de enseñar a hablar a los sordos entró en Francia de la mano del español Jacobo Rodrigues Pereira. Su método consistía en enseñar al alumno cada letra del alfabeto dactilológico publicado por Bonet y otras formas manuales que él mismo inventó para representar los sonidos franceses.
El periodo que abarca hasta el siglo XVIII puede caracterizarse por la aceptación de la comunicación gestual siempre y cuando estuviera subordinada al objetivo de hacer hablar a los sordos.

De los datos disponibles sobre la situación de las lenguas de signos en los siglos XVIII y XIX, se desprende que la tendencia dominante en la época era el uso de las lenguas de signos en la comunicación y la educación de los niños y niñas sordos. Por ello algunos llegan a considerar esta época como la Edad de Oro de las lenguas de signos, aunque éstas no se considerasen como lenguas en pleno derecho. Destaca L’Epée (1712-1789), autor de Institution des Sourdset Mutes par la voie des signes méthodiques y La vértable manière d’instruire les Sourds et Mutes. Con este autor comienza el uso de métodos realmente manuales, y la educación de los sordos la transforma en grupal y abierta a todas las clases sociales. L’Epée puede ser considerado como el inventor del primer sistema de comunicación bimodal.

Pero también esta práctica tenía detractores como Heinicke que defendía el oralismo puro y por tanto excluía el empleo de los signos como sistema de comunicación.
Tras la muerte del abad de L’Epée, Roch Ambroise Sicard (1742- 1822) pasó a ocupar el caro de director del Instituto Nacional de Sordomudos de París. Su método de enseñanza del francés a niños lo publicó en su obra Cours d’Instruction d’un Sourd-Muet de naissance, pour servir à l’education des sourds-muets, et qui parlent.

Sicard puede ser considerado el precursor de la moderna logopedia cognitiva, en el sentido de que orientaba a enseñanza de las personas sordas primero hacia la comprensión de la realidad y, posteriormente, a la expresión de la misma, en su caso, a través de las escrituras y de la lengua de signos. 

En 1817 Gallaude y Clerc fundaron en Harford el Asilo Americano para la Educación e Instrucción de Sordos y Mudos. En él se mezclaron la lengua de signos francesa y los signos metódicos de Clerc con la lengua de signos de os propios sordos americanos. La fundación de esta escuela en Estados Unidos tuvo la misma repercusión que la primera escuela para sordos fundada por L’Epée en Francia: propiciar la cohesión lingüística y cultural entre las personas sordas.

En 1795, Lorenzo Hervás y Panduro publicó Escuela Española de Sordomudos o Arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español. En esa obra manifiesta su admiración por la comunicación manual que existe entre las personas sordas y aconseja a sus maestros que la estudien con detenimiento para enseñarles con el medio que les resulta más propio y natural. Fue en ese mismo año cuando se fundó el primer colegio para sordos en España.

Francisco Fernández Villabrille fundó la Revista de sordomudos y publicó numerosos libros, entre los que destaca el primer diccionario de LSE, Diccionario de mímica y dactilología (1851).

El detonante de la desaparición de la lengua de signos de la educación de las personas sordas fue el Congreso Internacional de Maestros de Sordomudos celebrado en Milán en 1880. Las lenguas de signos desaparecieron de las escuelas, pero no de la vida de las personas sordas que continuaron usando su lengua natural.

Durante la primera mitad del siglo XX la metodología oralista se mantuvo hegemónica en la educación de las personas sordas. Ya en los años veinte una voz se alzaba en contra de esta hegemonía y en defensa de las lenguas de signos.

Vigotsky concluyó que el uso de diferentes sistemas comunicativos era el medio más efectivo para el desarrollo lingüístico y educativo de las personas sordas. Además consideró que a lengua de signos era una verdadera lengua.

William Stokoe se dio cuenta que la lengua de signos cumplía con todos los requisitos necesario par ser considerada una verdadera lengua y se dispuso a analizarla como tal.

En Europa la investigación sobre las lenguas de signos comenzó en la década de los sesenta, llegando a desarrollarse rápidamente en Escandinavia, donde, en 1978, se celebró el Primer Simposio Internacional sobre la Investigación en Lengua de Signos.

A principios de los años setenta se celebró en España el Primer Congreso Nacional de Educadores de Sordos y en él se empezaron a alzar algunas voces que cuestionaban los métodos que se estaba utilizando en la educación de las personas sordas.

En 1990, se defendió, en la Universidad de Valladolid, la primera tesis sobre la LSE a cargo de Mª Ángeles Rodríguez González, que fue publicada en 1992 por la CNSE. En 1993 se presento otra tesis realizada por Mª Pilar Fernandez y que fue publicad en 1996 por la CNSE.

La Confederación Nacional de Sordos de España, en 1998, puso en marcha el Proyecto Práez para crear un centro de formación, investigación y difusión de la comunidad sorda y de la lengua de signos, de ámbito nacional y con sede en Madrid.

En 1999, la CNSE editó el Diccionario de Neologismos de la lengua de signos, conocido como DISLE, en soporte informático con un léxico de 508 signos. Posteriormente, editó DISLE, Diccionario Básico de la LSE, también en soporte informático, y una nueva edición del LSE de Félix Jesús Pinedo, así como diversos materiales curriculares para la enseñanza/aprendizaje de la LSE.

En nuestro país se han celebrado diversos Congresos en relación con la lengua se signos como por ejemplo el Taller de Lingüística y Psicolingüística de las Lenguas de Signos organizado por la Federación de Asociaciones de Sordos del País Gallego y la Universidad de la Coruña, asimismo en Septiembre de 2001 se celebró en Alicante el I Congreso Nacional de Lengua de Signos Española.

En las legislaciones de ámbito autonómico (en España) se pueden encontrar algunas medidas que suponen el reconocimiento de la lengua de signos como medio de comunicación de la comunidad sorda.

De esta manera se prueba que el reconocimiento oficial de la LSE he ido ganando pequeñas batallas, en el ámbito estatal y autonómico, y ello ha ido en paralelo a un importante crecimiento de las investigaciones y publicaciones en torno a dicha lengua. Quizás, como ha ocurrido ya en otros países, el auge de las investigaciones sobre la lengua de signos española termine por precipitar su reconocimiento oficial.

1 comentario:

  1. Interesante información yo ando ansioso por empezar en la interpretación de la lengua de signos aquí https://1cursos.com/f-tecnico-en-la-interpretacion-de-la-lengua-de-signos y espero pronto prepararme para empezar a trabajar como guía intérprete de personas sordo ciegas.

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